En días como hoy, pienso que Everything in its right place es una buena metáfora de la vida: un caos desasosegante en el que te repites que todo está bien y sabes adonde vas. Todo está en su sitio, gritas desesperado, intentando convencer al mundo y a ti mismo, crear la realidad con palabras. Mientras, por detrás, todo va cayendo en pedazos.
La versión en directo acaba de completar la imagen: al final, salimos de cuadro y sólo quedan, durante un breve lapso, algunos ecos distorsionados. Después, silencio.