18 enero 2010

El karma

El otro día, hablando con unos amigos, alguien comentó una desgracia que le había ocurrido a un conocido común. Un segundo apostilló: "Eso es el karma". Como un tercero preguntara qué cosa era eso del karma (¿pero es que esta gente ni siquiera a visto My name is Earl?), el segundo se apresuró a contestar "que cuando haces cosas malas te pasan cosas malas". A todo el mundo le debió parecer una buena definición, porque nadie dijo nada, así que me vi obligado a intervenir para explicar que también "si haces cosas buenas, te pasan cosas buenas".

Dejando a un lado el que haya reencarnación de por medio o no -en la visión occidental no suele haberla-, me di cuenta por primera vez (lento que es uno) de que el karma es una versión del sistema de castigo/recompensa similar a la cristiana infierno/cielo. En este caso, con el infierno en la tierra. También me percaté de que la gente sólo se queda con la parte coercitiva, con el no te portes mal porque serás castigado.

Creo que es una idea representativa de la sociedad en la que vivimos, o tal vez de cómo es el hombre: parecemos necesitar una razón, a ser posible una fuerza externa que nos juzgue y castigue, para no dar por saco al prójimo. Es decir, que muchos irían haciendo mal a los demás si no temieran que tuviera alguna repercusión negativa sobre ellos mismos. Lo importante son las consecuencias de mis actos, pero, eso sí, las consecuencias sobre mí. Incluso me atrevería a aventurar que el otro lado de la moneda es posible, actuar bien únicamente esperando ser recompensado de alguna manera.

Lejos queda el hacer las cosas bien simplemente porque sea lo correcto, porque es lo que dicta tu conciencia, porque eres de ética kantiana y quieres que de tus actos se desprendan máximas universales. Buscamos unos latigazos o una zanahoria que nos lleven por el buen camino. Y si ya no creemos en el cielo ni en el infierno, por qué no traerlos a la vida diaria gracias al karma.

4 comentarios:

Carlos dijo...

En realidad, siempre ha ocurrido xD
En la Edad Media una simple bula papal (o no) permitía hacer lo que se quisiese sin ser luego castigado, con lo que el miedo a lo que pudiese ocurrir después desaparecía y el ser humano descargaba toda su crueldad.

Siempre he creído que el ser humano es egoísta y cruel por naturaleza y se va moldeando con la educación; pero otras veces, viendo a ciertas personas, pienso que tal vez estoy equivocado...

Me pregunto en qué momento desde que somos una unión simple de células hasta que empezamos a ser capaces de razonar, se concibe nuestro concepto del "bien" y el "mal".

Buen post ;-)

Un saludo

Timoteo dijo...

Yo no creo que el hombre sea malo por naturaleza. Quizá sí egoísta, en el sentido de que es despreocupado, sólo se interesa por él. A medida que crece, la enseñanza y los roces con la sociedad deberían hacerle darse cuenta de que hay otros intereses en juego a valorar. Es decir, hay que aprender a desarrollar la empatía.

Un saludo para el frente alemán ;)

Nihilia dijo...

A mí lo que siempre me ha fascinado es la poca cantidad de gente que considera que tiene alguna tacha moral.

Y la poca gente que entiende que una explicación para un comportamiento no lo justifica.

El hombre, por sí mismo, nunca te dirá que es malo. Y si lo es, tiene sus razones. En cambio el resto...

Timoteo dijo...

Por supuesto, Nihilia, malos, egoístas, tontos y feos siempre son los demás. Yo lo que tengo es un atractivo un poco raro, difícil de ver.