13 julio 2009

El lenguaje y el mundo

Una de las cuestiones filosóficas planteadas en 1984 de George Orwell que más me llamó la atención cuando lo leí fue la relación entre lenguaje y pensamiento, cómo nuestro lenguaje determina la forma en que conocemos el mundo. Algo que no podemos nombrar no existe y, del mismo modo, podemos llegar a actuar como si algo existiera a base de repetir su nombre, sea Gran Hermano o $Deity.

A menudo he reflexionado sobre ello al encontrarme con un(a) joven que expresa todo con cuatro palabras: "es que eso es...[pausa para pensar] ¡buah!", "pensé... ¡puf!", o incluso "ese libro... ¡buf, mola mazo!" (uno esperaría que al menos alguien a quien le gusta leer libros con algo de vocabulario se vaya quedando). O que no diferencia el salmón de la merluza, todo es pescado del mismo modo que la fruta o la verdura son categorías con miembros prácticamente indistinguibles. ¿Qué conocimiento de sí mismo puede tener alguien incapaz de nombrar sus emociones? ¿Qué conocimiento del mundo puede tener alguien que no puede ni nombrar siquiera lo que se lleva a la boca? ¿Cómo va a desarrollar ideas complejas con semejante base? ¿Nos estamos yendo realmente al carajo?

En una situación parecida me he encontrado yo con el aprendizaje de idiomas. Con el inglés ya me defiendo como para seguir un pensamiento un poco elaborado como el de una novela de Hornby o Pratchett, y con un poco de paciencia puedo incluso explicar las cosas que se me pasan por la cabeza, no todas tan simples. Sin embargo, con el francés todavía me agobio cuando me encuentro inútil para expresar hasta los razonamientos más simples. Desde que descubrí el subjuntivo la cosa ha mejorado sensiblemente, pero todavía la falta de conectores y, sobre todo, de vocabulario hacen estragos.

Y mira que a base de estudiar y estudiar francés durante días he llegado casi a pensar en esa lengua. Pero, claro, todo ideas inmediatas, de la vida cotidiana, como "debería comer" o "cuando acabe esto voy a llamar a Segundo para tomarnos unas cervezas". Vamos, que sobrevivir puedo sobrevivir en Francia, aunque no sé si podré hacer algo tan esencial como comentar una película con un amigo. O saber cómo pedir merluza en lugar de salmón.

¿No lo había mencionado? En septiembre me voy, lo menos, año y medio a París. Quelle joie et quel... ¡uy!

5 comentarios:

Nihilia dijo...

Lo ideal es que hagas como casi todo el mundo. Se da por bueno llegar al país sabiendo lo necesario para engatusar alguien del sexo opuesto (o del equivalente) y marcharse sabiendo lo necesario para ver si le han engatusado a uno o no. Que lo parece pero no es lo mismo.

Segundo de Chomon dijo...

Pues el otro día hablando con uno de Liverpool conseguí con mi inglés primitivo llegar a cotas de expresión que nunca alcanzaré con el castellano. Entiendanme, constantemente intento disfrazar razonamientos con una dialectica y un uso de los tecnicismos excesivo y el no-conocimiento me a otorgado concrección.

Luis dijo...

Es muy duro encontrarse con una persona a la que realmente quieres decir cómo te sientes, lo que piensas, y el lenguaje presenta el mayor obstáculo. Es entonces cuando se te quitan todos los miedos,vergüenzas, prejuicios y cualquier otra cosa que ahora te das cuenta son minucias cuando lo principal falta, el lenguaje hablado.

Aun así, los seres humanos de diferentes culturas tenemos algo en común que nos hace comprendernos, al menos en el nivel básico que dices (hambre, frío, sueño, dolor) sin necesidad de ningún lenguaje. Todos tenemos esas sensaciones, y todos sabemos expresarlas en una especie de lenguaje universal, ¿o es acaso la empatia?

Timoteo dijo...

Nihilia:
Tengo que empezar a estudiar por mi cuenta las partes del cuerpo. ¿Por qué en clase no nos enseñan al menos un par de formas de decir "tetas"?Aunque quizá me venga mejor una clase práctica con una francesa...

Segundo:
Desde luego, en tu caso, el inglés puede ser una bendición. A ver si nos vemos con el de Liverpool esta semana y podemos seguir practicando.

LuisJouJR:
Con el francés puedes estar un poco perdido, pero al fin y al cabo tienes la suerte de que las palabras comparten raíz con la española o con la inglesa en tres de cada cuatro casos. Te tiras a la piscina con cualquier invención y tienes altas probabilidades de caer sobre mojado. Y para comprender todavía más fácil (quitando la jerga juvenil).

Pero con el japonés no quiero ni imaginar lo verdaderamente perdido que puedes llegar a estar.

Luis dijo...

Obviamente la curva de aprendizaje con el japonés es distinta, y tiene un gran componente social. Quiero decir, como la sociedad se comporta de forma diferente, cuesta comenzar a entender no lo que dicen, sino lo que quieren decir. Por ejemplo, en muchas ocasiones usan "perdón" cuando quieren decir "gracias", o el uso de "quizá" para decir amablemente "no".

En el supermercado... empiezas a guiarte por dibujos, porque aunque sea blanco y en cartón si no viene con vaquita NO tiene por qué ser leche.