Este sitio siempre ha tenido más vocación de cuaderno de bitácora que de diario de a bordo, pero tal vez vaya a cambiar. El caso es que estoy en una habitación de París con encanto y cierto valor histórico, o sea, tirando a cutre y avejentada, con un unos muebles que diría directamente traídos de los años setenta si las marcas del tiempo no fueran tan visibles; la mitad de las bombillas no encienden y la toma ethernet escupe el cable, con lo que hay que estar apretándolo para tener conexión. Por no mencionar que dicho enchufe, en vez de junto a la mesa, está al otro lado del cuarto, junto a la nevera, con lo que mientras me hago con un cable largo o navego tirado en el suelo o sobre la nevera, lo que imagino que será una buena solución de refrigeración, pero no es precisamente ergonómico.
No todo son malas noticias: tengo 23 años y vivo en París. Pues habrá que salir y vivir. En realidad tampoco se aleja tanto del plan inicial. Por cerrar el círculo citando a Nacho Vegas, quizá:
Y así comienzo a novelar
la historia de lo que será
cuando las cosas vayan a peor.
O no.
2 comentarios:
Si señor. Los que estamos por aquí no sabes hasta que punto te envidiamos. disfrútalo y no dejes de escribir. Un abrazo
Ya te fuiste?? sin esperarme?? muy muy mal. Un abrazo desde colombia.
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