Léobille, reconnaisant, leur prêta, pour l'occasion, sa propre chambre et le fer à repasser électrique en cloisonné chinois, qu'il tenait de sa mère, laquelle le tenait de sa grand-mère, et que, dans sa famille, on se repassait de génération en génération depuis la première Croisade.
Así termina el cuento Surprise-partie chez Léobille, del ingeniero, músico y escritor Boris Vian.
Tal vez sólo sea que me alegra entender un juego de palabras en francés. (La cosa está en que el "fer à repasser" prestado , es decir, una plancha, se pasaba de generación, se re-pasaba, o sea, se "repassait".)
2 comentarios:
Cu-Cu, Cu-Cu, Cu-Cu...
Más o menos así tengo el cerebro ahora mismo tratando de entender el juego... :S
Un besote!!
No te preocupes, si la verdad es que no es tan gracioso... era mejor después de todo el cuento.
Se trata simplemente de jugar con el doble sentido, en francés, de repasser: repasar y planchar. Digamos que les pasa un "repasador" (plancha) que se repasa de generación en generación. Es un poco absurdo y naïf, de acuerdo con el tono general del relato, que oscila entre lo zafio del Major y la inocencia de Folubert. Como acaba ganando éste, el final del cuento es en su línea.
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