22 enero 2008

Ángel González, poeta (5)

MERIENDO ALGUNAS TARDES

Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto al mar
muerdo primero los acantilados,
luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.

Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.

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